El placer de no trabajar.
“Lo que todo el mundo sabe en la bolsa, a mi ya no me interesa” (André Kostolany). Hubo un tiempo en el que el mercado financiero era un territorio dominado por hechiceros modernos. No llevaban túnicas ni lanzaban conjuros, pero sí dibujaban triángulos, hombros-cabeza-hombros y rectángulos como si de un códice sagrado se tratara. La…