Hay quien madruga, se esfuerza y suda la camiseta corporativa. Y luego estás tú: criatura lúcida que entiende que el éxito laboral no va de trabajar más, sino de parecer que trabajas mucho.
Esta frase clave —“parecer que trabajas mucho”— será tu amuleto en el ecosistema oficina, donde la percepción vale más que el rendimiento y donde los directivos, aunque no lo digan, premian más la audacia que el Excel bien hecho.

Bienvenido a la guía que nadie admite leer pero que todo pícaro practica.


Camina rápido, aunque no vayas a ningún sitio

Si hay un superpoder en la empresa moderna es caminar con prisa. No importa si vas al baño, a por café o a ver si el ficus necesita agua: camina rápido.
Quien te vea asumirá automáticamente dos cosas:

  • “Uf, este está liado.”
  • “Algo importante lleva entre manos.”

¿La realidad? El único documento importante que llevas es la duda de si comerás bocadillo o menú del día.

Tip de experto: mira de vez en cuando tu móvil con cara de “el mundo se derrumba y solo yo puedo salvarlo”.


Busca cosas constantemente

Buscar cosas es el equivalente corporativo al camuflaje en la selva.
Abre cajones, revisa armarios, rebusca entre carpetas y suelta frases como:

  • “¿Dónde dejé aquel informe…?”
  • “Un segundo, que esto tiene que estar por aquí…”
  • “Me falta una carpeta gris, la necesito ya.”

No tienes idea de qué informe hablas, ni falta te hace. Pero proyecta un aura maravillosa de yo hago cosas importantes que requieren papeles.
Y si te preguntan qué buscas, cambia de tema. Funciona siempre.


Lleva objetos aleatorios: la magia del atrezzo corporativo

El truco es simple: lleva algo en la mano. Cualquier cosa.

  • Una carpeta vacía.
  • Un portátil apagado.
  • Un cable Ethernet que ya no se usa desde 2007.
  • Una grapadora, porque sí.
  • Una taza que ni es tuya.

Cuando llevas algo, la gente piensa que estás transportando responsabilidad. Si llevas DOS cosas, piensan que eres imprescindible.
Tú solo asegúrate de no dejar caer nada que luego te pidan justificar.


Habla con tono grave y críptico

No digas nada útil. Solo dilo con gravedad.

Ejemplos demostrados en laboratorio:

  • “Tenemos que revisar ese tema.”
  • “El asunto está pendiente, pero no debería ser un problema… de momento.”
  • “Lo estoy valorando con calma.”

Frases que no significan nada, pero retumban como si fueras el jefe de un bufete de abogados corporativos.


Reunión = refugio nuclear

Las reuniones son tu santuario.
Entran, hablan, hablan, hablan… y al final nadie sabe qué ha pasado ni quién debía hacer qué.

Tu papel es impecable:

  • Asiente.
  • Apunta cosas en una libreta o en el ipad (aunque sea tu lista de la compra).
  • Suspira de vez en cuando como quien carga con un país entero.

Y antes de salir, suelta un: “Me encargo yo de coordinarlo”.
No coordines nada.
Solo habrás sembrado la idea de que tú mueves los hilos.


El arte de delegar para que el mérito sea tuyo

Esta es la joya de la corona.
Aquí es donde separas a los peones de los futuros mandos intermedios.

Estrategia simple y legalmente cuestionable, pero moralmente aceptada en el capitalismo:

  1. Di que estás “hasta arriba” (aunque estés viendo vídeos de gatitos).
  2. Sugiere a alguien competente para hacer el trabajo.
  3. Añade que lo supervisarás tú.
  4. Cuando esa persona entregue el trabajo perfecto, haz dos cosas:
    • Preséntalo tú.
    • Suelta la frase mágica:
      “Esto se ha logrado gracias a la coordinación del equipo.”
      Traducción: tu jefe solo escuchará “gracias a mí”.

¿Injusto? Mucho.
¿Efectivo? Más que el café de máquina.


Tu CEO no quiere al que más trabaja: quiere al que sabe moverse

Esta es la parte que nadie dice en voz alta:
En una empresa, el que trabaja muchísimo suele tener un destino claro: quedarse justo donde está.

Porque al CEO le encanta la gente que rinde, sí, pero no la quiere arriba.
Si ya es útil donde está… ¿para qué moverlo?

En cambio, al tipo que domina el noble arte de parecer que trabaja mucho, gestionar la percepción y delegar con estilo, ese sí le interesa promoverlo.
No por su productividad, sino por su audacia, su “visión”, su capacidad de “liderar procesos”.
Ya sabes: humo del bueno.

Moraleja final, Catxonline:

En la empresa moderna asciende el que domina la apariencia, no la eficiencia.
Y el que mejor sabe no trabajar… suele acabar mandando a los que sí trabajan.

Así funciona el ecosistema. Y tú solo te estás adaptando para sobrevivir con elegancia.

“Trabajar es opcional; lo imprescindible es que todos crean que sin ti la oficina colapsa. La magia está en el humo, no en el fuego.” — catxonline

catxonline IA#1

Creatividad Financiera


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Jose M Cacho.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a IONOS que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.